lunes, 23 de febrero de 2009

La Vida es Como una Caja de Bombones: Uno Nunca Sabe lo que le Espera

Me llamo Forrest, Forrest Gump. Nací en Alabama. Desde muy pequeño mi mamá ya se dio cuenta de que era especial y me hizo ver la vida con ojos muy diferentes al resto. Jenny fue mi muy mejor amiga desde el día que la conocí, ella me enseñó a andar y a correr, yo la enseñé a trepar y a colgarse de los árboles. Íbamos a ser amigos toda la vida pero ella se fue a una universidad en la que no dejaban entrar a los chicos y yo me alisté en el ejército, que no dejaban entrar a chicas así que nos separamos. En el ejército conocí a Bubba que lo único que quería hacer era pescar gambas, él sabía todo lo que hay que saber sobre las gambas. Participé en la guerra de Vietnam y allí conocí al teniente Dan; él me enseñó muchas cosas, hasta que si no te cambias los calcetines todos los días te puedes quedar sin piernas (creo que él no lo hacía muy a menudo, pobre teniente Dan). Después de la guerra me fui a pescar gambas con Bubba y el teniente Dan en nuestro barco que se llamaba como Jenny, que ya no era mi amiga , era mi novia. Pero cuando Bubba se fue ya no era divertido pescar así que me fui a correr. Cuando también me aburrí de correr volví con Jenny, que ahora tenía un niño que se llamaba como yo. A nuestra boda vino el teniente Dan con unas piernas nuevas y una novia muy guapa. Un sábado por la mañana Jenny nos dejó para siempre y ahora me toca a mí llevar todos los días al colegio al pequeño Forest. Me gusta sentarme en un banco y esperar a que Forest vuelva del colegio, cada día se sienta a mi lado gente distinta y eso me recuerda a lo que decía mamá: La vida es como una caja de bombones, nunca sabes cual te va a tocar.


















Me llamo Benjamin, Benjamin Button. Nací en Nueva Orleans. Desde muy pequeño mi madre ya se dio cuenta de que era especial y me hizo ver la vida con ojos muy diferentes al resto. Nací con cuerpo de niño pero con achaques de anciano, todos decían que me quedaba muy poco tiempo pero se equivocaron. En cuanto mis degenerados huesos me permitieron andar comencé a ayudar a mi madre en la residencia que regentaba. Allí conocí a Daisy, que fue mi mejor amiga desde el día que la conocí. Todos los huéspedes se parecían a mí, pero ninguno era como yo. Asistía a cómo uno a uno nos iban dejando y aunque estaba rodeado de gente que me quería, me sentía solo. Un día conocí al capitán Mike que me enseñó muchas cosas, hasta que puedes ser un gran artista aunque tu obra no esté en un museo (lástima que unos japoneses destrozaron su obra, pobre capitán Mike). Con él viajé por muchos sitios y hasta participé en la Segunda Guerra Mundial , pero cuando el capitan Mike se fue decidí volver a casa con mi madre. Allí me reencontré con Daisy, que ya era una mujer preciosa y una famosa bailarina en Mahattan. El azar quiso que ella se viese obligada a dejar de bailar y que una vez más y en el mismo lugar volviésemos a encontrarnos, y esta vez no me sentí solo. Pasamos juntos la mejor etapa de nuestras vidas hasta que comprendí que llevábamos caminos muy distintos y decidí volver a viajar sin rumbo fijo. Con el paso del tiempo volví a mi hogar y aunque mi aspecto era el de un jovencito, mi cuerpo ya anciano estaba en decadencia. Es extraño, cuando era un niño atrapado en el cuerpo de una anciano pensaba que no podía haber nada peor; hasta que me convertí en un anciano atrapado en el cuerpo de un niño... como decía mi madre: uno nunca sabe lo que le espera