miércoles, 30 de diciembre de 2009

Avatar (James Cameron)



Me pregunto cómo voy a empezar a hablar de esta película. Pues decir que se la recomiendo a todo el mundo y doy un aviso a navegantes y lectores: he de reconocer que me ha gustado mucho, por lo que mi crítica será positiva aunque intentaré abrazarme en ciertos momentos a un objetivismo obvio.

Creo que ha sido una película concebida para dar un salto visual y técnico (básicamente sólo esto) en la forma de hacer cine. Esta cuidada al máximo. Un aplauso para James Cameron, que ya sorprendió con los efectos especiales cuando creó Terminator 2 y Titanic, y que ha sido el primero que ha tenido agallas (y dinero) en concebir este tipo de película al que ya se han unido algunas más (me imagino que es debido al tirón económico que suponen). Hemos entrado en la época del 3D y me alegro que este señor haya puesto el listón alto para que otros directores y productores no se atrevan a hacer ñordos infumables tridimensionales. Y es que no deja de ser un riesgo el hacer este tipo de películas creadas por ordenador, porque o funciona o no funciona. Véase otros personajes totalmente creados por ordenador como Jar Jar Binx de Star Wars (no funcionó) o Gollum del Señor de los Anillos (sí funcionó).


La cuestión es que entras en la sala, te pones tus gafitas 3D y empiezas a alucinar con los primeros segundos de la película. Imágenes tridimensionales que te sugieren una sensación de profundidad increíble que hacen que te metas en la historia en un abrir y cerrar de ojos. Todo completamente generado por ordenador (con efectos especiales de siglas incomprensibles) para deleite de tu cerebro que no esperaba encontrarse con eso. Texturas, colores, sonidos, primeros planos, travelling en 3D... Una orgía sintética para que entres en ese nuevo mundo llamado Pandora. Y lo consigue con creces. El planeta está muy bien pensado e ideado, siendo quizás lo mejor de la película siempre salvando las distancias con universos paralelos creados por George Lucas y J.R.R. Tolkien por decir algunos. Tiene su fauna, su flora, sus indígenas con costumbres, idioma y religión propias. La expresividad de los personajes creados por las computadores ha llegado a un nivel de detalle impresionante. Todo esto ayudado, como ya he dicho, por el 3D que hace que sea un espectáculo visual único: plantas que te tapan el plano, imágenes panorámicas, cenizas que sobrevuelan la plantalla, imágenes de las cabinas de las naves, el pelo de los indígenas, las pantallas de los aparatos de la base... hacen que Avatar se convierta en la primera película que ha explotado los efectos especiales de una forma sublime generando un mundo que parece sumamente real.

Pero "de convencionalismos vive Hollywood y luce esplendoroso" y es que este es el pecado capital de Avatar. Sólo el tiempo lo dirá, pero mi opinión es que no se convertirá en una Obra Maestra del cine, como se han encargado de decir, debido a que la película cojea por el guión. Ya esta historia fue contada en Bailando con Lobos y aunque quizás no sea demasiado importante, porque es un guión bastante dinámico, personalmente hecho de menos las "medias tintas", las traiciones y los dilemas morales, porque o eres un humano malo, o eres un bicho azul bueno. Ninguno de los personajes (excepto alguna humana guapetona) se plantea el por qué de sus acciones. Y es que la sombra Hollywoodiense esta demasiado presente: todo queda reducido repito, al bien o al mal, existe una huida desmesurada del desnudo y un abrazo a la muerte y los derramamientos de sangre a cascoporro (ole por el guiño guiño de James Cameron a George W. Bush). Por todo esto, quizás hecho de menos algo más de complejidad en la historia.


Aún así Avatar es una obra única en su especie digan lo que digan y le pese a quien le pese. Es una película digna para ir a ver, oir y sentir.

martes, 8 de diciembre de 2009

El Poder Predictivo (y Productivo) del Cine Pésimo

Seguro que son muchos los motivos por los que el cine hollywoodiense domina el mundo de las pantallas. Si algo hay que reconocerles a los estadounidenses es que saben vender mejor que nadie. Podrían venderle guantes a un manco si quisiesen. El 12 de Septiembre de 2001 los puestos callejeros de Nueva York estaban llenos de postales de las torres gemelas y de banderas con barras y estrellas. Ese talento innato para el marketing lo explotan como nadie también en el cine. Porque saben llegar a las masas. ¿Como lo hacen? Principalmente a través de nuestras propias emociones. Bien sean ilusiones, amores, odios, y sobre todo miedos. No me refiero a terror del que nos hace encoger. Me refiero a miedo social. A las preocupaciones que atemorizan en silencio a la muchedumbre. Ese hilo da para tirar hasta tal punto que se convierte en el filón para llenar las arcas. 

Porque nada nos atrae más que creer que la pantalla nos está contando nuestras propias vidas. Y los productores lo saben y lo explotan. Nos ponen en bandeja de plata todo aquello que nos sirve para aplacar nuestro morbo y para encontrar algún fundamento lógico a la psicosis que reina en nuestro día a día.

Un claro ejemplo de ello es el archiexplotado James Bond. Aunque de producción británica, sus películas contienen la más profunda esencia de Hollywood. Casi 50 años lleva este personaje pegando taquillazos a base de derrotar a toda clase de enemigos, que van cambiando a demanda del pánico general contemporáneo. "007 contra el Dr No" (1962) recuerda en cierto modo a la Crisis de los Misiles de Cuba. A partir de ahí Sean Connery y Roger Moore se dedicaron durante 20 años a darse de ostias contra la KGB y la madre Rusia. Después de la caída del muro, como el tema ya no era recurrente y los capitalitas eran amigüitos de los comunistoides a Pierce Brosnan le tocó lidiar con otro toro. En la era de la tecnología lo que nos da miedo es una guerra autodestructiva así que ahí se fue Bond, a desarticular comandos con armas nucleares supermegahiperdestructivas a la par que sofisticadas.

Los típicos héroes americanos también se nutren de esto. Mientras John Rambo las pasó putas trastornado por Vietnam y los Charlies, Schwarzenegger unos añitos más tarde en "Mentiras Arriesgadas" (1994) ya tenía sus más y sus menos con células terroristas musulmanas. No importa si el film es de buena o mala calidad, sólo importa si podría estar pasando... 

Lo cual nos lleva a la gallina de los huevos de oro: las catástrofes. Da igual si los efectos especiales son innovadores o más de lo mismo. Da igual la histora; ya nos la sabemos de memoria. Lo que nos lleva a sentarnos durante dos horas delante de la pantalla a tragar mierda es puro morbo. Por eso "2012" será la película de la navidad, por eso "El día de Mañana" despertó la expectación que despertó, por eso "Titanic" es la película más taquillera de todos los tiempos. 

La receta es fácil: darnos la dosis justa de psicosis combinada con un factor con el que nos sintamos identificados. Por ello la figura de un presidente  estadounidense negro lleva años explotada en el cine ("Deep Impact" - 1998- Morgan Freeman), porque es la moda actual de lo políticamente correcto. Porque aunque el negro nunca sea el héroe, siempre es necesario, porque es el gancho para sentirnos bien con nosotros mismos. Porque ser amigo de un negro mola, porque ser amigo de un marica mola más, y matar a un asesino te canoniza directamente.

De descuidos vive el lobo y anda gordo, al igual que de convencionalismos vive Hollywood y luce esplendoroso.