domingo, 19 de julio de 2009

En Busca del Director Perfecto: van Sant

Más poeta que cineasta, es de los que se ajustan perfectamente a la frase de Oscar Wilde: “la finalidad de una obra es revelar a la propia obra y no al autor”. Este cuasidesconocido deja más patente su estilo que su nombre en sus películas. Su cine, tan diferente en forma pero tan igual en fondo es de una dureza tan sensible que hace claudicar. Es como esa bofeteda de abuela, tan suave que ni duele, pero que impide permanentemente que el nieto reincida en la travesura.

La combinación del buen gusto por la fotografía y una forma lorquiana de transmitir es lo que hace que sus historias, tan simples a veces, dejen una huella lo suficientemente profunda que invita a la reflexión pero lo suficientemente superficial para no herir la sensibilidad.

Gus van Sant, el artista escondido detrás de su arte.


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