martes, 21 de julio de 2009

En Busca del Director Perfecto: Berlanga

Producto nacional de pata negra. Este genio, en los ratos de ostracismo a los que lo condenaron el franquismo y su atentado contra la cultura, se dedicó a desafiar y por supuesto a ridiculizar a la censura con una cámara y mucha inteligencia como únicas armas. Desgraciadamente para el cine español, este cineasta es muy admirado pero poco imitado.

Su filmografía está claramente marcada por la transición. En la primera etapa, tuvo que hilar muy fino para que su cine viese la luz y también para no acabar en el calabozo. Sus películas están llenas de simbolismo e ironía; sátira disfrada de costumbrismo.

Tras la muerte del enano bigotudo, García Berlanga respiró profundo y se dedico a decir abiertamiente todo aquello que había tenido que reprimir durante décadas. En esta segunda etapa el surrealismo realista suelta unas cuantas verdades y no deja títere con cabeza. Las caricaturas no tan caricaturas de los personajes pudientes de la época sacan en más de una ocasión la sonrisilla pícara.

En definitiva, con censura o sin ella, este señor sacaba siempre a relucir su talento (que le sobraba) para repartir guantazos intelectuales a aquellos que, por sus más que patentes limitaciones mentales, sólo sabían repartir guantazos físicos

Luis... qué anchos te quedaron

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